Verdad y mentira son términos que utilizamos todos los días. Hemos desarrollado incluso una "escala de verdades y mentiras": verdad de la buena, te lo juro por dios, menuda trola, mientes más que hablas, puede ser cierto... Pero al final todo son opiniones.
Podría derrochar tiempo y palabras intentando encontrar una definición de "verdad" (no "de verdad") pero alguien más inteligente que yo lo hizo en su momento, y la llamó "opinión útil". Desde un punto de vista individual, verdad es todo lo que dicho individuo "cree" que es verdad, pero "saber" la verdad es absurdo, como ya planteó hace milenios Sócrates. La verdad universal está ahi, pero un individuo (o un conjunto de individuos, por grande que sea) no puede conocerla. Descartes intentó encontrar una verdad fuera del individuo, una verdad inapelable, indiscutible. Y fracasó. Su habilidad para imaginar obstáculos para dilucidar esta verdad fueron mayores que su habilidad para encontrarla, y después de admitir que "todo conocimiento sensorial está sujeto a error", que "es posible que alguien o algo esté creando, falseando y/o modificando mis percepciones", y que "todo puede ser producto de mi imaginación", se atreve a expresar la famosa (y pueril) frase: "pienso, luego existo". ¿Por qué?
Porque René era incapaz de pensar que él, pensador genial, no podía encontrar la solución, y en un arrebato de estupidez sentenció: "dos más dos son cuatro". Pero las matemáticas de René eran tan poco aplicables a la naturaleza, a la realidad universal, como lo siguen siendo hoy en día. La matemática no pertenece a la naturaleza, no es inmanente a ella. Es un truco, como la lógica, pues lógico y verdad son opiniones útiles en casos discretos. Hablo, luego existo. Como, respiro, defeco, luego existo. Pero tal vez pienso porque el espíritu maligno piensa por mí, o tal vez sueño que "pienso, luego existo". Al fin y al cabo, y ya desde un punto de vista más de acuerdo con la ciencia moderna, existir es algo muy relativo. Las partículas de las que estamos compuestos se transforman y cambian trillones de veces por segundo, y el presunto equilibrio al que estamos acostumbrados, la presunta rutina, es sólo una ilusión macroscópica, una opinión útil. El punto de vista humano, a escala humana, con los formalismos, las convenciones y las circunstancias individuales de cada verdad, de cada opinión, están irremediablemente sujetos a tal perspectiva humana. Un ser humano no puede pensar como un gato o como una montaña, porque el ser humano no es gato ni montaña. Por tanto conocer tan sólo una verdad universal es absolutamente imposible, pues el ser humano jamás poseerá una perspectiva universal de ningún hecho concreto, por trivial que sea.
Quedando claro entonces el futil intento de Descartes de encontrar una verdad universal, y de cómo consiguió engañar a muchos de sus contemporáneos con un juego de palabras, lo cierto es que todavía no nos hemos dado cuenta de qué negro está todo a nuestro alrededor. Nadamos en unas aguas oscuras de un pantano turbio en una noche sin luna, o más bien, vivimos en un mundo de marionetas creadas por nosotros mismos, con nuestras leyes y nuestros métodos, y los más presuntuosos somos incapaces de ver nuestros propios miembros tirados por cuerdas que se pierden en la noche.
Lo que vemos, no es lo que parece. Lo que parece que vemos no podemos asimilarlo ni analizarlo más que con opiniones subjetivas absurdas. La lógica que aplicamos en dicho análisis no tiene nada de lógica, pero... hablemos de la lógica un momento. Cuando la lógica se separa de las matemáticas, deja de ser exacta (verdadera), y su aplicación es subjetiva e individual. La lógica nos dice que si A es igual a B, y B es igual a C, entonces A es igual a C. No nos importan las circunstancias, ni las perspectivas, ni las opiniones. Es lógica matemática. En la naturaleza, sin embargo no podemos saltar sobre el verbo "ser" de esa manera, y además A nunca es igual a B. No existen dos partículas idénticas en el universo ya que de ser así ocuparían el mismo lugar y el mismo momento y serían la misma partícula. Entonces sería absurdo llamarle a la misma cosa A y B. En la naturaleza A, B y C son la misma cosa, por tanto B y C son marionetas. Inventos.
Pero "lógico" pueden ser muchos razonamientos. Algo lógico es algo individual, circunstancial y evidentemente falso. Por ejemplo: un hombre sale de su casa y mira el suelo mojado. Piensa que, lógicamente ha llovido. Sin embargo observa que su vecino está lavando el coche y que, más allá el suelo está seco por todas partes. Esa "lógica", lejos de ser matemática, es una opinión útil, que nos sirve a veces para conocer cosas que no percibimos con los sentidos (sujetos a error). Pero es que esas cosas que nos permite conocer esa lógica absurda (justa contradicción), son sólo conceptos individuales que no tienen nada que ver con ninguna "verdad universal". Así una manzana es un apple para ciertos individuos, es plana para ciertos animales y hogares para otros, es más grande para un niño y más pequeña para un jugador de baloncesto, es roja en mi mente pero tal vez es verde en la tuya. Nos puede recordar una fragancia agradable o un cuento fabuloso, pero ni siquiera la misma manzana observada por dos individuos en el mismo momento es la misma cosa. Para uno puede ser un conjunto de átomos más densos que el aire que la rodea, y para otro puede ser la diferencia entre comer algo hoy o no comer nada. Ni siquiera para el mismo individuo es "la misma manzana", pues a cada milisegundo que pasa mientras la observa, su mente va reaccionando de forma diferente... y aquí es donde aparecen los hilos de la marioneta. Pero esto se merece un párrafo aparte.
Las leyes de la física, de la naturaleza, son inamovibles. Con nuestras herramientas y nuestros métodos modernos podemos preveer qué va a ocurrir a niveles macroscópicos. Cuando encendemos cualquier aparato electrónico, el ordenador, por ejemplo, se repiten billones de operaciones que dan un resultado macroscópico idéntico. En la realidad, cada condensador cargado no tiene "exactamente" la misma carga que ayer, ni que hace un segundo. No tiene el mismo número de electrones pululando en el interior de sus conductores y por supuesto no son siempre los mismos electrones. Pero las variaciones de esto no son lo suficientemente grandes como para que el sistema falle, para que haya una variación macroscópica. Es decir, podemos poner en una balanza que mide toneladas veinte toneladas de azúcar. Si mientras medimos, retiramos un grano de azúcar, la probabilidad de que el valor medido varíe es infinitesimal. Sin embargo si estamos pesando tres sandías en una báscula que mide gramos y retiramos una sandía, sí vamos a "notar" una variación macroscópica. El ser humano, no importa cuánto tiempo siga existiendo como especie, ni ninguna otra especie alienígena por desarrollada y "evolucionada" que esté, podrá jamás conocer los entresijos de la física con total exactitud, y aunque así fuera, no podría aplicarlo para conocer todo lo que va a ocurrir. La famosa frase "¿en qué variará el clima aquí el hecho de que una mariposa bata las alas al otro lado del mundo?" describe a la perfección el problema. La mariposa es parte del sistema, y aunque su batir de alas sea una variación imperceptible macroscópicamente, al formar parte de todo lo demás, al estar irrevocablemente ligado al resto del sistema, tiene que tener un efecto, por pequeño que sea. Este efecto puede ser la diferencia entre las veinte toneladas de azúcar y las diecinueve que dejamos en la báscula al retirar un grano, y por tanto la mariposa volando en Australia puede originar un ciclón aquí. La gota que colma el vaso existe, y con infinitos vasos llenándose de gotas, la probabilidad de que se colmen los vasos es total. Las "casualidades" pasan continuamente, son fenómenos poco probables, pero posibles, y en un universo entrópico podremos asisitr a todas las casualidades con el tiempo suficiente, con las "combinaciones" suficientes. Sacar cinco dados iguales en una tirada es poco probable, pero yo he visto sacar diez dados iguales en una sola tirada, probablemente por única vez en mi vida. Pero esa es otra cuestión.
Hasta aquí hemos adoptado dos premisas: La primera nos indica la imposibilidad de conocer el universo o cualquier fenómeno por pequeño que sea del mismo, avalado por la física por medio de la ley de incertidumbre de Heissemberg que, como idea intuitiva, demuestra que el observador modifica el sistema observado con la acción misma de observar, y que es imposible tener en cuenta dicha acción o sus consecuencias por ser un análisis infinitamente recursivo. La segunda premisa es que las leyes de la física son invariables y que va a ocurrir siempre lo que "tiene que ocurrir" por ser inamovibles dichas leyes. A nivel humano (o macroscópicamente, como vengo utilizando), podemos observar que esto se cumple siempre, y cuando no ocurre es por alguna razón desconocida pero no inexistente. Tenemos un ejemplo en el ordenador, que al encenderlo, repite invariablemente trillones de fenómenos físicos intercomunicados que dan el mismo resultado macroscópico. De hecho, y ésta fue la primera vez que lo pensé seriamente, tenía un videojuego en el que podía conducir un coche con una realidad simulada matemáticamente, en la cual el peso, la energía del motor, la inercia incluso de los objetos habían sido tenidos en cuenta. El caso es que al empezar una partida, aceleré el coche a fondo y giré hacia la izquierda, y tras la cuenta atrás el coche salió disparado llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso, como otros coches y diferentes objetos simulados que había esparcidos por la ficticia ciudad. En varias ocasiones el coche volcaba y se quedaba milagrosamente en pie para continuar su loco viaje, o pasaba rozando el lateral de un camión que venía en sentido contrario, y tras unos minutos, se quedó por fin siniestrado y sin posibilidad de seguir, digamos, en equilibrio. Volví a empezar la partida con el mismo método, he de decir que en ese videojuego, el coche aparecía exactamente en el mismo sitio cada vez, así como todos los demás coches de la ciudad, es decir, partíamos de un sistema exactamente igual al anterior, y lo que era de esperar ocurrió: el coche chocó exactamente con los mismos objetivos y pasó exactamente por los mismos sitios que en la partida anterior hasta terminar exactamente en el mismo lugar. En la naturaleza no podemos "volver a un estado idéntico del sistema" y por tanto es imposible que se repita el mismo fenómeno dos veces, pues el universo está en contínuo movimiento y cada variación de cada partícula está ligada a la variación de todas las demás, pero si esto ocurriera, volvería a pasar exactamente lo mismo. Los personajes históricos tomarían las mismas decisiones en el mismo momento pues sus vidas, y todos las circunstancias y sucesos de la misma, serían idénticos... digamos, estarían regidos por las mismas leyes físicas. Por tanto, la realidad universal es así porque no puede ser de otro modo. Mi vida, el momento en que nací y todo lo que me ha ocurrido y lo que me ocurrirá estaba predefinido por las partículas elementales que se menean de ese modo y no de otro desde el Big Bang y antes, y después, y para siempre. Mis decisiones, ésta o aquélla, serán por fuerza las que la física quiera que sean. Mis ideas no son más que pulsos eléctricos de mis neuronas, que ocurren de ese modo y no de otro porque mi pasado, y el de todo el universo ha sido una reacción de esas partículas elementales, de esa energía al fin y al cabo. El hecho de que estés leyendo esto no es casual (sí lo es desde nuestra perspectiva humana, limitada y que deja tanto al azar, a la casualidad que no podemos intuir, comprender y mucho menos preveer), podemos llamarlo destino o como queramos. Podemos llamarlo gallifante o splauzik, pues al fin y al cabo ni siquiera nuestro mundo, el mundo que hay en nuestra mente, es nuestro, sino de nuestros átomos, pues todo son átomos y energía, y reaccionan entre ellos de la única forma posible. Todos nuestros conceptos son producto de esas reacciones neuronales, que han ido evolucionando en busca de un equilibrio químico, y que nos son útiles para sobrevivir. Nuestro modelo genético es más "útil" para la supervivencia de nuestra especie, que el modelo genético del lince ibérico, o tal vez no, tal vez el futuro nos mostrará el invierno nuclear y con él la certeza de que la naturaleza, el universo, es mucho más poderoso que cualquiera de nuestros sueños, de nuestras imaginaciones, de las caóticas pulsaciones eléctricas de nuestras neuronas.
Y este relato de ficción es un pequeño trozo más de tu sueño, y del mío. Sueños diferentes. Inexistentes.